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empresas de petróleo vespuccianas, cuando nos enteramos de que los animales guatemaltecos son más felices porque comen alimentos balanceados vespuccianos - o sea la confirmación de la influencia vespucciana en este país; lo que nos fue confirmado todavía más en las noticias de esta mañana, cuando no nos enteramos de otra cosa que de un viaje de cierto funcionario de Washington y del destino de los marinos vespuccianos en Beirut.

Una gran proporción de la música que se escucha es de marimba a todas las salsas, un sonido bien amable y agradable.

Mientras íbamos anotando lo anterior, ya tuvimos nuestra primera parada de milicia y nuestro primer puente volado de hoy; pero sin verificación ni inspección.

La topografía se volvió otra vez del tipo mexicano.

No se ve, hoy, las plantaciones tropicales que vimos ayer. Hay muchos árboles de agujas, con una agradable fragancia profunda con la cual nos deleitamos cuando tomamos nuestro desayuno.

La gente también cambió; está vestida mucho más a la manera habitual contemporánea internacional; casi no se ve indumentaria tradicional, y cuando la hay, es más sencilla, una mezcla entre lo tradicional y lo internacional.

Las mujeres siguen llevando sus fardos en equilibrio en la cabeza; más uno ve este modo de transporte, más uno piensa que es quizás una manera mecánicamente más lógica de llevar pesos porque todo el peso se apoya verticalmente, o sea de la manera la más eficaz, en el cuerpo erecto, en su posición más resistente.

En lo que va de Guatemala hasta ahora, es con alivio que notamos que no vimos ni un solo basural; no solamente ni un solo basural sino ni una sola basura - todo, bien limpito.

Las indicaciones viales son del tipo simple y más que suficiente, como en México, y no del tipo histérico o infantil o estúpido de Vespuccia.

Hasta ahora, la ruta y el pavimento resultan bastante buenos.

Llegamos a Quezaltenango.

¿Por qué escrito así y no Quetzaltenango?  Resulta que aquí fue donde ocurrió la última batalla entre el adalid quiché Tecum Umán y el invasor Pedro de Alvarado.  La gesta y muerte del adalid fueron tan épicas que se lo comparó a un quetzal transfigurado y se llamó este sitio Quetzaltenango.



Estatua de Tecum Umán en Quetzaltenango

Tiene fama de ciudad verdaderamente tradicional, colonial y paraborigen. Puede ser que así era; tal como la vimos nosotros, no es ni colonial, ni paraborigen, ni nada; lo único lindo es el nombre que suena bien.