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Pero, no, nos dijeron, no podían porque tenían todas sus movilidades siempre muy ocupadas. Ante la imposibilidad de conseguir otra cosa en otra parte, volvimos a insistir. No, no podían. Más tarde, volvimos a insistir una tercera vez. Nos ofrecieron un arreglo: bueno, sí, nos llevarían a las ruinas, siempre que sea temprano de madrugada, digamos saliendo a las 6, para estar de regreso a lo más tardar a las 8:30 para no interferir con su día de trabajo. No lo ideal, pero trato hecho.

Así que vamos a dormir aquí, lejos de cualquier poblado, cerca del instituto de capacitación de campesinos. Mañana pues, por fin veremos. Veremos el camino que tanta gente nos dijo que es impasable para cualquier vehículo, y veremos si las ruinas sí o no valen la pena.

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Día decimotercero de la huelga.

Anoche, antes de acostarnos, ¡qué hermoso cielo, estrellas potentes, nebulosas y nuestra propia vía láctea!

¿Por qué ayer, y no en otras oportunidades, se nos presentaron preguntas que se pueden presentar en cualquier contemplación del abismo sideral? ¿Cuántas de estas estrellas cuya luz todavía nos fascina ya ni siquiera existen? Al revés ¿cuántas nuevas estrellas ya poblan el firmamento cuya luz todavía no llegó a nosotros? Y ¿cómo será la cuestión de otros cuerpos celestes poblados, quizás de manera parecida a la nuestra, quizás de manera insondable para nosotros?

También pudimos escuchar un poco de Chopin y de Liszt, naturalmente no de aquí, sino de Inglaterra.

Y ¿cómo capacitan a los campesinos en este instituto? Pues, enseñándoles, como novedad de avanzada y dogma indiscutible, aquello que espíritus realmente de vanguardia en otras partes de la Tierra ya descartaron como errores mortales del pasado para dar paso a métodos agriculturales por lo menos ya no tan dañinos para la humanidad, para muchos animales, para el ambiente terrestre. Mientras, en otras partes, se estudia, y ya se va utilizando, la eliminación de insectos dañinos a las cosechas por medio de sus enemigos naturales, introduciendo éstos en los cultivos infectados, aquí, se sigue alabando el uso de pesticidas químicos; mientras, en otras partes, se reconoció que abonos químicos se acumulan en las cosechas y luego perjudican la salud del hombre, y se vuelve al viejo concepto de los abonos naturales u orgánicos, aquí, se glorifica el uso de aquellos abonos químicos; mientras, en países que hicieron el error de permitir durante muchos años el uso del DDT, finalmente se lo prohibió terminantemente, aquí, el DDT sigue siendo parte del arsenal químico diario.