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A medida que los coches van deteniéndose en cadena y sus ocupantes van saliendo en cadena, se va formando un flujo, ahora humano, caminando hacia la extremidad de su hilera del estacionamiento porque, por las extremidades de las decenas de hileras, vienen y van permanentemente trencitos que llevan estos rebaños humanos por la enorme distancia desde el estacionamiento hasta la entrada a la Tierra Prometida, la Tierra de las Fantasías, de las Diversiones.


El trencito y la topiaria

Tenemos dificultad en explicar la cosa en palabras, pero, en la práctica, la cosa fluye tan bien que es un asombro y un deleite técnico ver cómo se desarrolla. Empero, de aquí no vamos a pasar - se nos ocurre que, adentro, las diversiones, si bien con su lujo y personalidad propios, no serán tan diferentes de otros parques de diversiones como este estacionamiento es diferente de otros estacionamientos.

Otra cosa fenomenal es el precio de entrada al parque. Una de estas familias, con dos niños, con un sueldo como los hay muchísimos, necesita entre 17 y 22 horas de trabajo para darse este gusto, y, con un sueldo mínimo nacional, necesita unas 33 horas de trabajo; sin contar el gasto de venir y luego de irse, ni las obligadas comidas y bebidas. Todo ello, después de haber pagado el alto precio del estacionamiento.

Recorriendo meandros de vías en procura de la salida, dimos con una topiaria perfectamente asombrosa.

En primer término, la gran idea, que nunca vimos en otras topiarias - y las vimos ciertamente muy elaboradas - de formar sujetos no con un solo arbusto o árbol tallado, sino con una cadena de arbustos tallados, formando, en conjunto, un sujeto global. Por ejemplo, una gran serpiente de mar formada por siete arbustos diferentes, uno para la cabeza, cinco para cinco ondulaciones del cuerpo, y uno para la punta de la cola; o una fila de elefantes, con la trompa de uno agarrando la cola del anterior.  Realmente, una gran idea.

En segundo término, aun en las figuras talladas en un solo arbusto, la fantasía y la complejidad de postura del sujeto. Por ejemplo, un elefante apoyado en sus patas delanteras y su trompa, con las patas traseras hacia el cielo.

Y la ejecución, ¡absolutamente magistral! Cómo se las arregla, nos maravillamos, el artista de la tijera de podar, para lograr el crecimiento de las ramas en direcciones tan diversas.

Estábamos en extática admiración ante la inventiva, la imaginación, y maestría de ejecución, alistándonos para tomar las fotografías absolutamente de rigor, cuando, al acercarnos en busca de un ángulo adecuado, nos quedamos todavía más maravillados que antes, la mandíbula, nuestra mandíbula, colgando, los ojos inmovilizados en forma redonda, saliendo un poco de sus órbitas, y olvidándonos >>>>>>>>>>>>>>>>