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En Houston, hay también una gran variedad de estatuas, en agradable mezcolanza de academismo, popularismo (como ser estatuas huecas de material plástico vivamente coloreadas) y modernismo abstracto (y sin embargo estético - no la no infrecuente basura hecha de chatarra soldada o torcida y presentada como arte). Una de las estatuas (académica) conmemora el espíritu de la Confederación.

No faltan, en Houston, juegos de agua.



Arboles iluminados para las Fiestas

Y no falta en Houston, hay que destacar por separado, gente inesperadamente amable; incluso, una mujer joven, y luego un hombre de edad, nos saludaron de paso en la calle, no por nuestra Expedición, sino en nuestro anonimato no cerca de nuestro vehículo; como en un pequeño pueblo, pero a la sombra de rascanubes.

Tampoco debe de faltar delincuencia: por las permanentes patrullas de seguridad en los estacionamientos de un supermercado y de un centro comercial donde estuvimos. La advertencia de la nafta imperativamente pre-paga no era sin fundamento.

HT Visitamos el teatro Vance Alley. En su sala menor, los actores no tienen dónde esconderse, y el encargado de decorados tiene sus problemas: los espectadores se sientan por los cuatro costados, con entradas al escenario (central, pues) por la estrechez de las cuatro esquinas, necesitando inventar escenografías adaptadas a esos cuatro polos.

HT Hay, en Houston, en su Museo de Ciencias Naturales (entiéndase, otra vez, de la Naturaleza), un planetario supermoderno que puede reproducir constelaciones, y sus movimientos, como vistas desde otras partes del universo, no sólo desde Tierra.

Hay, en este momento, en ese museo, una exposición de orfebrería precolonense del Perú. Qué relación hay entre arte precolonense y ciencias de la naturaleza, no cabe en nuestro entendimiento; es la costumbre, sin embargo, de muchos museos relegar artes no europeas entre rocas y dinosaurios.

HT Houston se ufana de su puerto de mar a 80 kilómetros del mar. Estará a 80 kilómetros del mar, incluso tiene una plataforma de observación, pero no se merece siquiera pensar en él.

HT Vimos el Astrodome; que es un domo para estrellas, según el propio nombre destaca, pero no de las cósmicas, ni siquiera cómicas, más bien de las penosas, con mucho más de consternación que de constelación; por una parte, de béisbol, respecto al paralítico y paralizante ritual del cual ya anotamos nuestro sentir; y por otra parte, de algo de lo cual el propio nombre es el primer, pero no único, abismo.

El nombre es football, o sea fútbol, balompié no cierto, pero con balompié, fútbol, football, como lógica mandaría, nada tiene en común; ni en el uso de la pelota entre los dos equipos, ni en elegancia, inteligencia, vivacidad, chispa, arte, del juego propio.