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Y otra cosa reminiscente de América Ibérica: algo de suciedad a lo largo de la carretera; de ninguna manera como en México o Argentina pero por lo menos en comparación con América Angla.

En cuanto a los campos, si bien Irlanda tiene fama de "esmeralda", el verde de sus campos ni empezar se puede a compararlo con el verde de los campos de Gales e Inglaterra. Estos campos son mucho más extensos y con pastos al natural de colores abigarrados, en contraste con los jardines parejos de Gales e Inglaterra.  Nos preguntamos de dónde viene la fama de esmeralda.

Vamos a pernoctar, como quizás no sea del todo sorprendente en un país con tanta presencia religiosa activa, en la cancha de deportes de una escuela de monjas.

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Viajando.

Otra diferencia entre estos campos y los galeses e ingleses es que, aquí, hay una nutrida presencia de bovinos, mientras que estaba muy exigua, allá. Nos preguntamos por qué. Las razas en cada tropilla son frecuentemente muy heterogéneas; una de las razas se ve muy hirsuta. Tal mezcolanza no se ve en América.

De vez en cuando, se ve familias asentadas en pequeños acoplados de veraneo metidos entre el asfalto y los campos como vivienda permanente-nómada si se lo puede expresar así.

El asfalto es sumamente desigual, desde algo trepidante como ripio hasta una suave alfombra. Los inevitables ajustes de velocidad nos hacen acordar de los épicos ajustes de velocidad americanos.

Recién vimos la confirmación de que aquí se construye las casas de verdadera mampostería a la iberoamericana y no de verdadera ficción a la angloamericana: tres casas en construcción y, como si fuera un exposición de posibilidades, una, de ladrillos, una, de bloques de cemento, y una, de piedras.

Los pueblitos tienen indudablemente algo de similitud - en espíritu general si no en detalle por detalle - con pueblos antiguos de Iberoamérica: casitas de mampostería, apretujadas lado a lado, todas en hilera prácticamente al borde de la calzada; y ciertamente nada tienen en común con lo que se ve en Angloamérica.

Vimos un cartel en gaélico, y como era algo ceremonial en vez de utilitario preguntamos su significado. Se nos explicó que es de bienvenida y que reza, en una memorable imagen extraña a los mundos lingüísticos que conocemos:
 
             "Que el camino se levante para darle la bienvenida".



El cartel