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- No, gente.
- ¿Cómo, gente?
- Familias.
- Pero ¿cuándo, en qué época?
     [Pensando en las susodichas suposiciones y otras afines.]
- En el año 50.
- ¿¡Cin-cuen-ta!?
     [Pensando ahora en alguna bari-arqueología de verdad.]
- Sí, 1950. Esas cuevas, las excavó mi abuelo y las alquilaba a familias que > le pagaban alquiler.

¿Puede la Alhambra, encima de esta misma serranía, deparar semejante asombro? ¡Cuevas habitadas en esta gloriosa, luminosa, Europa, a fines del segundo milenio - d.C., no a.C. - cuando las únicas cuevas que vimos en América fueron, ya sea arqueológicas - y sin duda que sus arqueohabitantes no pagaban alquiler - o con murciélagos!

A salir de Granada, en busca de un sitio para pernoctar. No va a ser fácil. En esta parte de Andalucía, todo está pelado; ninguna vegetación para resguardarse; y el terreno nunca está horizontal, aun en los pueblos.

Hm. Aquí estaría bien. Un poco alejado de la ruta; a orilla de un olivar. Ya dormimos entre muchos tipos de árboles pero nunca entre olivos. Ahí abajo hay un conejo absolutamente negro y no se preocupa por nosotros.

No, aquí no está bien. Hace un ratito pasó un coche, y ahora pasó otro, lo que no se esperaría en este lugar. A seguir viaje, abriendo un ojo para otro sitio.

Pernoctaremos en una calle de pueblo. Parte nueva de un pueblo, lo que no nos gusta mucho porque pueblos nuevos parecen más ruidosos hasta horas más avanzadas de la noche que pueblos viejos, particularmente por los niños. Pero la parte vieja de este pueblo está alrededor del fuerte en la loma, y por lo tanto no tiene calles horizontales.

Hablando de olivares, esta parte de Andalucía es un olivar de horizonte a horizonte; día tras día, centenares de kilómetros cuadrados, lo que debe de ser millones de árboles, sobre tierras siempre alomadas, áridas, inhóspitas.



Los olivares

Hablando de fuertes, realmente hay muchos edificios reflejando estrategias militares de otros siglos - y no se los puede llamar restos o vestigios porque, si bien están descuidados, guardan todavía suficiente forma para no ser restos y menos aún vestigios.

El fuerte en la loma de este pueblo es el segundo que vemos hoy. No hay día que no veamos por lo menos uno. Donde pernoctamos la otra noche, entre el condominio y la vieja finca, la finca se encontraba al pie de un mogote con fuerte. Y, a lo largo de aquella costa, en verdad no pasaba veinte minutos sin >>>>>>>>