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la oportunidad de observar con interés la mezcla de un cielo tormentoso y de la puesta de Sol. Es realmente una combinación, de formas, de colores y de iluminaciones, que falta en las latitudes y épocas de luz diurna permanente, y que vale la pena poder admirar de vez en cuando. Incluidos en el cuadro, vimos dos o tres arcos iris. Lo cierto es que Alberta parece ser, probablemente por pura coincidencia, el país de los arcos iris; desde que llegamos a esta provincia, vimos muy fácilmente una sesquidocena de dichos fenómenos meteorológicos.

Ayer también, cruzando el pueblo de Fort McMurray para acá, vimos el fenómeno de una nueva ciudad, de una ciudad nueva surgida, en una evolución de veinte años, de un villorrio de frontera, gracias, naturalmente, a las novedades industriales en su vecindad, la explotación de las arenas bituminosas. Otro calificativo que vendría muy naturalmente sería moderna, pero sería solamente una redundancia porque aquí, en Canadá, lo mismo, naturalmente, que en Vespuccia - con lo superficial y efímero de la mayoría de las construcciones, y con el escaso valor, o la falta de valor, arquitectural que se merecería ser preservado de generación en generación - casi nada queda de generaciones pasadas y casi todo, por definición, es moderno. Además que, de todos modos, estos dos países todavía ni existían cuando, en América ibérica, ya había ciudades e instituciones pos-colombinas centenarias.



El pueblo

Este tema está relacionado directamente con un tema que se nos presentó ya a principios de esta Expedición pero que no pudimos tratar entonces, por falta de tiempo.

Resulta que, a principios de esta Expedición, en casi cada pueblo, por más rural que era, nos encontramos con un negocio de antigüedades. Ya en el primer caso de un negocio de antigüedades en un pueblo rural, nos habíamos quedado sorprendidos; pero después de enfrentarnos con un negocio de antigüedades en cualquier y cada pueblo, chico y grande, que cruzamos, nos quedamos totalmente perplejos. ¿Cómo podía haber tanto interés, en cada pequeño pueblito, en cosas griegas o romanas o egipcias o renacentistas?

Averiguamos el caso, y nos quedamos con la boca abierta. Lo que se vendía, lo que se vende, en dichos negocios de antigüedades, no son objetos egipcios, griegos, ni siquiera del Renacimiento, ni siquiera de hace 200 ó 300 años, sino objetos utilitarios de uso diario de nuestros padres y abuelos, cosas que todavía hoy en día se utiliza en muchas partes de la Tierra; en pocas palabras, cualquier objeto fabricado hace por lo menos 100 años es una antigüedad - y en Vespuccia, por ley; en la práctica, cualquier cosa de 50 años para atrás se vende como antigüedad. No sabemos qué incidencia tendrían el flete, los impuestos y demás gastos, pero quizás sería un negocio redondo comprar máquinas de coser de pedal, ollas viejas, lámparas de querosén, arados herrumbrados, viejas separadoras de nata a mano, etc., en países donde todavía sobreviven, y venderlo todo en Vespuccia como venerables antigüedades.